En un inicio este método fue diseñado para atender a personas que emigraban pero querían continuar con su proceso analítico, y éste podía ofrecer una alternativa viable para continuar. En la actualidad, algunas cuestiones de salud que impiden que la persona pueda salir de casa; el ajetreo de la vida diaria, ya sea por la carga vehicular o por la falta de tiempo debida a la carga de trabajo, por poner algunos ejemplos, han  impedido que la persona pueda estar presencialmente en el consultorio del analista por lo que optado por este método aún viviendo en la misma ciudad que el analista o bien alternando algunas sesiones presenciales con otras en línea o teléfonicas.

 

Más recientemente con la crisis derivada de COVID-19, la comunicación telefónica o bien en línea, en plataformas que permiten mirarse simultáneamente han permitido que el proceso analítico continúe sin verse afectada la presencia y constancia en el análisis. 

 

Es, como lo es con el diván, una situación analítica  distinta, por ejemplo a la de la psicoterapia cara a cara. Por ende, algunos se sienten cómodos con este medio, algunos otros no. El objetivo y las metas son las mismas que en el análisis o la psicoterapia convencional, el medio es lo que es distinto. 

 

Algunos de los aspectos a tomar en cuenta y que son vitales para que pueda funcionar esta modalidad son: 

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• Contar con una conexión a internet que sea estable, 

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• Encontrar un espacio que permita la privacidad y en el que se pueda hablar libremente,

 

• Contar con un dispositivo que permita efectuar esta conexión

 

• Conectarse a la hora acordada tomando en cuenta los posibles cambios de horario si es que el análisis es efectuado en diferentes zonas horarias.